1 de febrero de 2010

Generación WE



Nacierón creyendo que el mundo está a su disposición en un mando a distancia o en el ratón de un ordenador. Son la Generación We: niños que no superan los diez años y cuya influencia ya se ha dejado sentir con fuerza en la industria del consumo. 
Para ellos, la televisión convencional cada vez tiene menos interés, porque no pueden cambiarla ni interactuar. Son los hijos de Youtube y MySpace. Tienen una perspectiva mucho más global del mundo y, en opinión de los expertos, “con ellos la diversidad es una realidad, no un reto”.Nacieron a finales de los noventa y, con tan corta edad, su influencia ya se ha dejado notar en algunos sectores.
Según Iconoculture, lamayor empresa estadounidense que detecta y valora tendencias de consumo para compañías como Nestle o Sony, los niños de la Generación We tienen un poder de compra estimado en más de dieciocho mil millones de dólares.
¿Qué les interesa a esta nueva generación del consumo?
“Estamos hablando de una generación cuyos miembros tienen la habilidad de estar en contacto entre ellos al instante a edades cada vez más tempranas”, explica Nancy Robinson, vicepresidenta y encargada de estrategias de consumidores de Iconoculture. “Si le hubieras preguntado a alguien hace diez años sobre la necesidad de un teléfono móvil para un niño de 5 años, se habría echado a reír; ahora es algo casi normal”.
Quienes marcan la diferencia, según Robinson, son las familias: “Los padres de la Generación We no ven la tecnología como el enemigo y no sienten la necesidad de establecer límites: en ocasiones, es una manera de ayudarse en su tarea de ser padres. También lo ven como una experiencia que crea lazos. Animan a sus hijos no sólo a escuchar lo que los medios dicen, sino a pensar en la posibilidad de cambiarlos”.
Captar su interés
El problema surge al comprobar la capacidad de elección a la que se enfrentan estos jóvenes consumidores: cuentan con un amplio abanico de posibilidades a su disposición y una preparación como la que nunca antes en la historia habían tenido unos niños de 10 años. Su capacidad de sorpresa es casi nula. Lo conocen todo. Lo controlan todo. Saben cómo funciona todo y no conciben que no haya nada que un mando a distancia no pueda cambiar. Ante este panorama, los profesionales del márketing y de la publicidad se preguntan cómo llegar a este público con semejante potencial de compra.
Jonathan Steuer, investigador de Iconoculture, explica que “se trata de una generación sin precedentes en la capacidad de control de los medios de comunicación, y su forma de vida gira en torno a eso. Eso implica un reto para quienes trabajan en esos medios, porque hay que seguir manteniendo la atención de estos niños que lo han visto todo”.
La influencia de la Generation We ya se ha sentido con fuerza en sectores como el de los videojuegos y los juegos educativos, en el textil, en el alimentario, en la sanidad o en el turismo. Se trata de un grupo consolidado de consumidores obstinados, que saben cómo influir en las compras de sus padres y en qué invertir sus propios ahorros. “Han sido estudiados, impulsados y dirigidos para esto desde que estaban en pañales. Están cambiando el modo en que los productores observan el producto y los mercados a los consumidores”, concluye Jonathan Steuer.
En busca de la primera vez
El hecho de convencer a los consumidores para que no dejen de comprar (o para que sigan comprando como hasta ahora) no se limita sólo a la ‘Generación We’. Las nuevas tecnologías han revolucionado la industria del consumo y los clientes de la actualidad están mucho más informados que antaño. Los nuevos consumidores son los ‘trysumers’, como les denominan en Estados Unidos, clientes bien informados en busca de nuevas experiencias.
Gracias a los cambios sociales y a las nuevas tecnologías, se han convertido en consumidores experimentados que no se conforman con cualquier cosa y que se han aburrido de lo convencional.
Nunca antes en la historia, la humanidad (el mundo occidental, en su mayoría) había tenido tantos productos a su disposición a un precio asequible. Desde la televisión a los vuelos de compañías de bajo coste, el consumo ha experimentado un desarrollo superior a cualquier expectativa optimista.{mosliteadsense4joomla}
Todo está a nuestra disposición. La innovación ha venido de la mano de los productos de lujo, inalcanzables, en principio, para la mayor parte de la población: la compra es imposible, pero el alquiler de este tipo de servicios está transformando del sector. Desde el alquiler de bolsos para una noche al renting de coches para varios años, con el aumento del nivel de vida algunas firmas han comprobado la rentabilidad de la democratización del lujo. En opinión de Kristina Dryza, “el hecho de probar cosas nuevas es la alternativa decadente a la propiedad y la permanencia.
Nada te para. El reto es experimentar. Estamos obsesionados con descubrir nuevas experiencias, con sentir la sensación de la ‘primera vez’. Las cosas se han vuelto demasiado fáciles y aburridas. Siempre nos preguntamos  ¿qué puedo probar que sea diferente?’. Las primeras experiencias tienen elementos de autotransformación que hacen que los consumidores aburridos se sientan distintos.
Fuente: expansion.com

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